
En Acapulco, los atardeceres son más que un momento del día; son un recordatorio visual de la magia que envuelve a nuestra ciudad. Y en la Bahía de Santa Lucía, este fenómeno natural alcanza su máxima expresión, combinando belleza, cultura y un ambiente único que no encontrarás en ningún otro lugar del Pacífico.

En Acapulco, el transporte público tiene una personalidad propia. Los camiones urbanos no son solo medios de transporte, sino una especie de espectáculo sobre ruedas. Desde luces brillantes hasta música a todo volumen, pasando por pantallas que proyectan películas para el entretenimiento de los pasajeros, estas unidades se han convertido en un fenómeno único que forma parte de nuestra cultura local.

En las playas de Acapulco, las tortugas marinas se convierten en las grandes protagonistas durante la temporada de desove. Especímenes como la tortuga golfina, la tortuga negra y la tortuga carey llegan a nuestras costas para dar vida a futuras generaciones. Sin embargo, muchas de estas especies están en peligro de extinción y requieren nuestra protección.

En el corazón de la Isla de la Roqueta se encuentra la Playa de los Enamorados, un lugar que nos invita a reconectarnos con la naturaleza y disfrutar de momentos únicos. Con aguas cristalinas, vegetación exuberante y actividades como snorkel, paseos en lancha y senderismo, esta playa nos muestra que Acapulco está lleno de tesoros esperando a ser descubiertos.

La Playa Caleta, ubicada en la zona tradicional de Acapulco, es el lugar perfecto para quienes buscan relajarse, disfrutar de aguas tranquilas y desconectarse del bullicio turístico. Con su ambiente familiar, restaurantes locales y cercanía a la Isla de la Roqueta, Caleta nos recuerda lo mejor de nuestro puerto. Es un destino icónico, tanto para turistas como para locales.